Un campeón de Europa en el olvido

by - septiembre 09, 2020

 


¿Se han preguntado qué es de la actualidad de aquel Steaua Bucarest? Un equipo acostumbrado a participar cada año en las competiciones europeas de la UEFA y ser el monarca cada año en la liga de su país, Rumanía. Ahora, es una institución que por conflictos sociales debió cambiar su nombre, con una historia guardada en la mente de los aficionados que vivieron sus momentos de gloria y que, además, dejó de luchar por los títulos ligueros.

Sus inicios

La fundación del Steaua Bucarest se remonta hasta el año 1947 cuando un grupo de integrantes del ejército rumano tomaron la iniciativa de invertir en el fútbol. A fines de dicho año debieron asociarse por obligación al grupo de comunistas que tomaron las riendas del país.

Sus primeros logros llegaron rápidamente, al año siguiente de su creación sus vitrinas recibieron la Copa de Rumanía que consiguieron tras vencer en la final Cluj con un marcador de 2-1 y a partir de allí, se convertirían en los ojos del fútbol de ese país y la selección nacional empezó a utilizar sus jugadores.

Con el pasar de los años fueron cambiando los nombres, aunque sin sacar el ‘Steaua’ de su lema. Además, también modificaron sus colores, se iniciaron utilizando azul, rojo y amarillo, como la bandera, posteriormente se terminaron quedando con el azul y rojo hasta la actualidad.

Uno de los momentos cumbres del club se dio tras la llegada de Nicolai Ceaușescu, uno de los mayores dictadores del país, que se sumó a la presidencia nacional y en conjunto con el ejército llevaron al Steaua Bucarest a ser el equipo más ganador de Rumanía.

Época dorada



Desde sus inicios hasta 1986 consiguieron 24 títulos locales (11 ligas y 13 copas domésticas), sin embargo, el precedente que cambió la historia del club fue en mayo del año mencionado anteriormente, cuando el estadio Ramón Sánchez Pizjuán fue testigo de la obtención de la Champions League, para ese entonces era llamado Copa de Campeones de Europa, tras vencer en la final FC Barcelona con un marcador de 2-0 por la vía de los penales, el guardameta Helmuth Duckadam atajó las cuatro ejecuciones del cuadro blaugrana y desde ese momento quedó inmortalizado como ‘El Héroe de Sevilla’. ¿Lo más relevante? Lo hicieron sin ningún jugador extranjero en la plantilla, lo que hizo más valioso aún. Meses más tarde sumaron a su palmarés la Supercopa Europea luego de derrotar por la mínima diferencia al Dinamo Kiev en Mónaco.

Las buenas actuaciones internacionales de la institución siguieron llegando, en la edición 1987-1988 trascendieron hasta las semifinales de la Liga de Campeones donde cayeron ante el Benfica portugués y un año más tarde volvieron a disputar la final, esta vez frente al Milán, pero un resultado adverso de 4-0 lo que les quitó el sueño del bicampeonato.

Poco se habla de la década de los 80, como la más exitosa en la historia del club luego de poseer un invicto de 106 partidos consecutivos sin caer en el fútbol rumano. La racha duró tres años y dio fin en la campaña 1989-1990 cuando se las arrebató el Dinamo Bucarest, su más acérrimo rival.

Empezó el cambio

En la navidad de 1989 Nicolai Ceaușescu fue asesinado y con esto llegó el final del poder comunista en el país. Con el pasar de los años el ejército perdió todo el interés de seguir vinculado al fútbol y con esto tomaron la decisión de dejar de invertir y a su vez pusieron el equipo en venta en 1998.

Uno de los inversionistas en adquirir parte de las acciones del club fue George Bacali, una persona cuya fortuna la consiguió post-caída del comunismo años atrás. En el 2003 su poderío económico lo llevaron a comprar a la institución en su totalidad y de esa manera lo privatizó.

Esta decisión causó un impacto negativo sobre todo en la afición que había sido baluarte a lo largo de los años para convertir al Steaua Bucarest en un club histórico de Rumanía y del mundo.

El equipo continuó ganando títulos a nivel local, pero la gestión de su nuevo dueño no era la adecuada, pues en ocasiones cuando era invitado a programas de televisión realizaba amenazas en vivo a sus rivales, además de realizar constante comentarios despectivos hacia las mujeres, y comunidades gitanas y homosexuales.

Presencia de la justicia

Una década después de la compra de George Bacali, el ejército rumano catalogó fraudulenta la venta y pusieron una postura muy firme indicando que el poder del club seguía en sus manos. El Ministerio de Defensa comandado por Florin Talpan en el 2011 emitió una demanda en su contra y esta no tuvo resolución sino hasta finales del 2014 donde la Corte Suprema dictó que los verdaderos dueños seguían siendo los del ejército ya que la adquisición de Bacali había sido irregular.

Esta decisión conllevó a que el Steaua Bucarest, aquel equipo histórico campeón de Europa en 1986, iniciara el 2015 en la clandestinidad. Los primeros partidos del año los disputó con camisetas de un solo color (amarillas) y sin escudo. Además, en los juegos en su estadio simplemente les llamaban “equipo local”.

¿El verdadero heredero?

En el 2017 oficialmente el club pasó a llamarse sencillamente FCSB. Su escudo sufrió variaciones, lo componen una cruz roja, un medallón dorado rodeado de las iniciales del equipo y encima dos estrellas. Además, pudo recuperar sus colores tradicionales: rojo y azul.

Sin embargo, a mediados del año mencionado el ejército del país fundó un nuevo equipo denominado CSA Steaua para iniciar en la cuarta división del fútbol rumano y la condición de ser un ente público nuevamente. La barra oficial del actual FCSB decidió brindarle su apoyo al nuevo club y así muchos hinchas comunes que crecieron viendo al equipo que fue perdiendo la historia.

Los conflictos continuaron y en el 2019 apareció una nueva resolución judicial en la que dictaminaron que los títulos conseguidos por el Steaua Bucarest desde sus inicios hasta el 2003 pertenecen al CSA Steaua. Sin embargo, la UEFA sigue reconociendo al FCSB como el monarca de aquella Copa de Europa de 1986.

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