Un campeón de Europa en el olvido
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¿Se han preguntado qué es de
la actualidad de aquel Steaua Bucarest? Un equipo acostumbrado a participar
cada año en las competiciones europeas de la UEFA y ser el monarca cada año en
la liga de su país, Rumanía. Ahora, es una institución que por conflictos
sociales debió cambiar su nombre, con una historia guardada en la mente de los
aficionados que vivieron sus momentos de gloria y que, además, dejó de luchar
por los títulos ligueros.
Sus
inicios
La fundación del Steaua
Bucarest se remonta hasta el año 1947 cuando un grupo de integrantes del
ejército rumano tomaron la iniciativa de invertir en el fútbol. A fines de
dicho año debieron asociarse por obligación al grupo de comunistas que tomaron
las riendas del país.
Sus primeros logros llegaron
rápidamente, al año siguiente de su creación sus vitrinas recibieron la Copa de
Rumanía que consiguieron tras vencer en la final Cluj con un marcador de 2-1 y
a partir de allí, se convertirían en los ojos del fútbol de ese país y la selección
nacional empezó a utilizar sus jugadores.
Con el pasar de los años
fueron cambiando los nombres, aunque sin sacar el ‘Steaua’ de su lema. Además,
también modificaron sus colores, se iniciaron utilizando azul, rojo y amarillo,
como la bandera, posteriormente se terminaron quedando con el azul y rojo hasta
la actualidad.
Uno de los momentos cumbres del club se dio tras la llegada de Nicolai Ceaușescu, uno de los mayores dictadores del país, que se sumó a la presidencia nacional y en conjunto con el ejército llevaron al Steaua Bucarest a ser el equipo más ganador de Rumanía.
Época
dorada
Desde sus inicios hasta 1986
consiguieron 24 títulos locales (11 ligas y 13 copas domésticas), sin embargo,
el precedente que cambió la historia del club fue en mayo del año mencionado
anteriormente, cuando el estadio Ramón Sánchez Pizjuán fue testigo de la
obtención de la Champions League, para ese entonces era llamado Copa de
Campeones de Europa, tras vencer en la final FC Barcelona con un marcador de
2-0 por la vía de los penales, el guardameta Helmuth Duckadam atajó las cuatro
ejecuciones del cuadro blaugrana y desde ese momento quedó inmortalizado como
‘El Héroe de Sevilla’. ¿Lo más relevante? Lo hicieron sin ningún jugador
extranjero en la plantilla, lo que hizo más valioso aún. Meses más tarde
sumaron a su palmarés la Supercopa Europea luego de derrotar por la mínima
diferencia al Dinamo Kiev en Mónaco.
Las buenas actuaciones
internacionales de la institución siguieron llegando, en la edición 1987-1988
trascendieron hasta las semifinales de la Liga de Campeones donde cayeron ante
el Benfica portugués y un año más tarde volvieron a disputar la final, esta vez
frente al Milán, pero un resultado adverso de 4-0 lo que les quitó el sueño del
bicampeonato.
Poco se habla de la década
de los 80, como la más exitosa en la historia del club luego de poseer un
invicto de 106 partidos consecutivos sin caer en el fútbol rumano. La racha duró
tres años y dio fin en la campaña 1989-1990 cuando se las arrebató el Dinamo
Bucarest, su más acérrimo rival.
Empezó
el cambio
En la navidad de 1989 Nicolai
Ceaușescu fue asesinado y con esto llegó el final del poder comunista en el
país. Con el pasar de los años el ejército perdió todo el interés de seguir
vinculado al fútbol y con esto tomaron la decisión de dejar de invertir y a su
vez pusieron el equipo en venta en 1998.
Uno de los inversionistas en
adquirir parte de las acciones del club fue George Bacali, una persona cuya
fortuna la consiguió post-caída del comunismo años atrás. En el 2003 su poderío
económico lo llevaron a comprar a la institución en su totalidad y de esa
manera lo privatizó.
Esta decisión causó un
impacto negativo sobre todo en la afición que había sido baluarte a lo largo de
los años para convertir al Steaua Bucarest en un club histórico de Rumanía y
del mundo.
El equipo continuó ganando
títulos a nivel local, pero la gestión de su nuevo dueño no era la adecuada,
pues en ocasiones cuando era invitado a programas de televisión realizaba
amenazas en vivo a sus rivales, además de realizar constante comentarios
despectivos hacia las mujeres, y comunidades gitanas y homosexuales.
Presencia
de la justicia
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Una década después de la
compra de George Bacali, el ejército rumano catalogó fraudulenta la venta y
pusieron una postura muy firme indicando que el poder del club seguía en sus
manos. El Ministerio de Defensa comandado por Florin Talpan en el 2011 emitió
una demanda en su contra y esta no tuvo resolución sino hasta finales del 2014
donde la Corte Suprema dictó que los verdaderos dueños seguían siendo los del
ejército ya que la adquisición de Bacali había sido irregular.
Esta decisión conllevó a que
el Steaua Bucarest, aquel equipo histórico campeón de Europa en 1986, iniciara
el 2015 en la clandestinidad. Los primeros partidos del año los disputó con
camisetas de un solo color (amarillas) y sin escudo. Además, en los juegos en
su estadio simplemente les llamaban “equipo local”.
¿El
verdadero heredero?
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En el 2017 oficialmente el
club pasó a llamarse sencillamente FCSB. Su escudo sufrió variaciones, lo
componen una cruz roja, un medallón dorado rodeado de las iniciales del equipo
y encima dos estrellas. Además, pudo recuperar sus colores tradicionales: rojo
y azul.
Sin embargo, a mediados del
año mencionado el ejército del país fundó un nuevo equipo denominado CSA Steaua
para iniciar en la cuarta división del fútbol rumano y la condición de ser un
ente público nuevamente. La barra oficial del actual FCSB decidió brindarle su
apoyo al nuevo club y así muchos hinchas comunes que crecieron viendo al equipo
que fue perdiendo la historia.
Los conflictos continuaron y
en el 2019 apareció una nueva resolución judicial en la que dictaminaron que
los títulos conseguidos por el Steaua Bucarest desde sus inicios hasta el 2003
pertenecen al CSA Steaua. Sin embargo, la UEFA sigue reconociendo al FCSB como
el monarca de aquella Copa de Europa de 1986.
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